En esta ocasión la luna se ha llenado, pero no de vacío sino de sueños, de esperanza, de amor por una estrella, la más brillante y espléndida estrella de todas las constelaciones existentes. Ni la nube más densa podrá esconder el fulgor de esta luna radiante, completa, plena...
Está convencida de lo que siente de lo que inspira, de que el acercamiento de los astros no tiene porqué desorbitarlos. Esta luna con todo y su miel buscan bañar a la estrella que la eclipsó; parace que de ahora en adelante sus encuentros serán periódicos.
ILU
sábado, 29 de mayo de 2010
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